miércoles, 1 de junio de 2016

LA GUERRA COMO PARTE INTEGRAL DE LA POLÍTICA.


No obstante, no se puede considerar la guerra como un fenómeno aislado dentro del esquema simple amigo-enemigo en el cual se suele analizar. Incluso el autor mencionado como paradigmático en el análisis de la guerra moderna, a pesar de vincularla con la política, y de alguna manera con la economía al desarrollar la idea de la logística, no abarca la complejidad del conflicto humano y en particular, la de los conflictos intersocietales –conflictos entre formaciones sociales-. En ese particular, referidos a nuestra propia historia militar, las acciones bélicas desarrolladas principalmente a lo largo del Siglo XIX, reflejaban variadas contradicciones presentes en la sociedad venezolana, cuya consideración es necesaria, no solamente para conocerlos sino para tener bases para la realización de proyecciones prospectivas. Desde la guerra de independencia hasta la actual confrontación, han actuado, con peso variable, distintas fuerzas que expresan las ideas y los intereses de factores internos o externos de poder. No se puede hablar por ejemplo, de la gesta emancipadora como un enfrentamiento simple entre la nación venezolana y el Imperio Español, aún cuando fueron estos factores los que dominaron políticamente su desarrollo. Una circunstancia que es la que permite identificar la coyuntura. En ella, estuvieron presentes conflictos centro-periferia, que enfrentaban las provincias con la capital, donde se tendía a concentrar el poder desde el establecimiento de la Capitanía General en 1777. También allí, subyacían conflictos étnicos derivados de la extrema acumulación, producto de un orden estamental, con componentes raciales, que separaban las corporaciones con privilegios positivos de aquellas negativamente privilegiadas. Tampoco estuvieron ausentes los diferendos entre sectores conservadores, que pretendían mantener la estructura estamental original, en contra de los que favorecían una estructura de clases que correspondía a la modernidad. Esto sin faltar las diferencias religiosas entre los fundamentalistas católicos y los partidarios de la sociedad laica. Lógicamente, la injerencia externa, motivada por las aspiraciones de las grandes potencias, por la primacía o la hegemonía mundial, fue evidente. Particularmente la participación de la Gran Bretaña, formaba parte de la aspiración imperial de este centro de poder, que lograda la victoria por la causa liberadora, pasó a tutorear el régimen político, dentro del esquema neocolonial. Una configuración donde el dominio del terreno perdía significado, para que el control de los mercados lo ganaran. En ese marco, perdieron valor las acciones de las guerras terrestres, en favor de la guerra naval.

El tipo de consideración anterior se podría hacer para todas las campañas militares que se desarrollaron en nuestro pasado. Por ejemplo, en la guerra federal (1859-1863) lo notorio era el enfrentamiento de clases, pues ya se había realizado un desarrollo urbano y las propiedades rurales habían introducido herramientas y tecnologías que alteraban su carácter tradicional. Pero allí, en esa confrontación, estaban presentes la mayoría de las contradicciones que se mencionaron en el párrafo anterior, incluyendo la injerencia externa, en este caso particular, la de Francia. Esta complejidad plantea aún hoy en día, problemas políticos que eventualmente originan situaciones de crisis, incluso cuando el Estado enfrenta enemigos externos. Y ella tiene un particular impacto en los esquemas organizativos de las sociedades orientados hacia su defensa estratégica. Son variables que afectan la unidad y la coherencia de las fuerzas castrenses, llegando hasta su división y la materialización de la guerra civil. La respuesta a este problema en la modernidad, ha sido la creación del sentimiento de lo que se conoce como “patriotismo republicano”. Una idea no vinculada a las nociones clásicas de patria común y patria propia, sino derivada de la noción de “patriotismo constitucional”, acuñada por los enciclopedistas y en concreto por Juan Jacobo Rousseau y Voltaire. Ese es un concepto que se fundamenta en la imagen del contrato social (constitución), mediante el cual los ciudadanos por nacimiento o naturalización, ocupan un territorio (la patria) para su disfrute, con el cual tienen una relación de interdependencia. Es sobre esa idea, que se pudo conformar el Ejército Libertador que actuó de manera coherente y unificada en la guerra de liberación. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.